En este punto del complejo QPS el único estamento implicado somos nosotros mismos, los enfermeros.
El rol que debe desempeñar la enfermería es aquel que implica el desarrollo de todas sus funciones1, la asistencial ampliamente desarrollada, la de gestión, la de docencia y la de investigación.
Para ello necesitamos asistirnos de un soporte básico que nos permita y facilite el logro de estos objetivos. Esta sólida estructura es la Consulta de Enfermería2. La consulta de enfermería nos permite gestionar nuestras actividades, como cuando y cuanto (función de gestión), a través de ella podemos realizar procedimientos y técnicas de enfermería, la consulta de ingreso, la consulta a demanda y la consulta programada, todo ello engloba la función asistencial. La consulta programada nos permite a su vez la puesta en marcha de los programas de salud (tuberculosis, VIH, adherencia al tratamiento, enfermedades crónicas, vacunas, etc.), del counselling o asesoramiento y de la Educación para la Salud, que forma parte de nuestra función como docentes. Esta sistematización de nuestro trabajo facilita el registro de todas las actividades y poder cumplimentar así un aspecto fundamental, la evaluación y a su vez constituye la base científica de futuras investigaciones (función de investigación).
Para desempeñar este rol que intentamos definir y encuadrarlo en el ámbito de la Educación para la Salud, hay que tener muy presente qué aspectos lo fundamentan y cómo desarrollarlo, es decir, definir nuestra función, actitud y aptitud3, 4. De esta última hablaremos más adelante.
Respecto a nuestra función debe estar encaminada a facilitar, ayudar, apoyar, motivar y orientar.
Nuestra actitud debe caracterizarse por favorecer la creación de climas tolerantes de entendimiento que favorezcan la comunicación. Esta es quizás la clave que nos permita desarrollar la Educación para la Salud en todas sus vertientes ejerciendo el papel que nos corresponde y que por otra parte se espera de nosotros.
Hay que tener en cuenta los siguientes aspectos:
— Mantener un comportamiento natural.
— Utilizar un lenguaje positivo.
— Ser positivo en nuestras valoraciones.
— Aceptar a las personas y sus situaciones.
— Evitar los juicios previos y las suposiciones.
— Dar a entender nuestro deseo de ayuda.
— Mostrar interés, proximidad y cercanía.
— Fomentar el diálogo entre iguales.
— Profundizar en la investigación de los problemas y sus causas.
— Intentar buscar soluciones conjuntas.
— Ser coherentes entre lo que pensamos, sentimos y expresamos.
— Controlar los sentimientos, las emociones y las fobias.
— Estar dispuestos a saber escuchar.
— Prestar atención al lenguaje no verbal.
— Facilitar la toma de decisiones propias
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